FILOSOFIA
FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN ADVENTISTA
Una filosofía de la educación se basa en el concepto que los creadores de un sistema educacional tengan acerca de la naturaleza del hombre, su origen y el propósito de su existencia. Sólo cuando se han aclarado estas vitales cuestiones de la antropología filosófica es posible idear un sistema educativo capaz de ayudarnos a satisfacer nuestras necesidades y alcanzar el propósito de la vida.
La educación adventista posee, por cierto, tal filosofía antropológica, la que se fundamenta en una cosmovisión derivada de la fe cristiana Esta visión se inicia con la aceptación de un Dios personal, amante y eterno que siempre ha existido, que es Todopoderoso y fuente de toda vida, verdad, belleza y valores.
Según las Sagradas Escrituras, fuente de todas las creencias adventistas, el origen del hombre se describe como un acto creador de Dios (Génesis 1:27). Tal origen demuestra que el hombre debería vivir en perfecta relación con su Creador, pues de otro modo no podrá expresarse con la plenitud de su ser.
Este conocimiento del origen del hombre es indispensable para la pedagogía, pues al educar al niño o al joven el profesor debe realizar un esfuerzo consciente y constante para restaurarlo a su estado original.
La idea de que el hombre es un ser creado a imagen y semejanza de Dios incluye todos los aspectos de su ser. Su naturaleza estaba en armonía con la voluntad de Dios. Su mente era capaz de comprender las cosas divinas. Sus afectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo el dominio de la razón. Era santo y se sentía feliz de llevar la imagen divina y de mantenerse en perfecta obediencia a la voluntad del Padre.
Sin embargo, en esta vida de perfecta relación y armonía del hombre con su Creador se introdujo el pecado, una separación de Dios que destruye al hombre en su todo, incluso su capacidad de relacionarse con Él. Al desobedecer a Dios, los hombres se iniciaron en un camino de autodestrucción e infelicidad. La tarea del proceso educativo es, precisamente, restaurar al hombre a su condición original perdida.
"La obra de la redención debía restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor, hacerlo volver a la perfección con que había sido creado, promover el desarrollo del cuerpo, la mente y el alma, a fin de que se llevase a cabo el propósito divino de su creación. Este es el objeto de la educación, el gran objeto de la vida" (La Educación, pág 13)
La educación y la redención se unen en su esfuerzo por restaurar al hombre a la plenitud de su ser original y a la armoniosa relación con Dios. Esta educación trabaja para que el niño y el joven se desarrollen físicamente, para que comprendan sus responsabilidades morales, para que se desarrollen como un ser personal, para que alcancen la madurez de su individualidad en pleno ejercicio de sus facultades de pensar y actuar, para que se expresen con abnegación y amor, y para que su trabajo corresponda al de un abnegado siervo de su prójimo y de su Creador.
El verdadero conocimiento de Dios, la comunión y compañerismo con El en el desarrollo de un carácter semejante al divino constituyen la fuente, los medios y el objetivo supremo de la educación adventista. Es por ello que esta educación se basa en las Sagradas Escrituras, haciendo de la Biblia el primer libro de texto del niño.
Como consecuencia de su interés en la restauración del ser humano a la imagen de su Hacedor, interés que se traduce en el lema "Educar es redimir". la IASD mantiene un sistema educacional que incluye parvularios, escuelas básicas, liceos, colegios superiores y universidad es. El propósito de la existencia de estas instituciones es, por una parte, transmitir a sus niños y jóvenes sus ideales, creencias, actitudes, valores, hábitos y costumbres y, por otra, asegurarse de que puedan recibir una educación equilibrada, que comprenda los aspectos físico, mental, espiritual, social y vocacional en armonía con los ideales de la iglesia y con la existencia de Dios como fuente de toda verdad y de todos los valores morales.
Las instituciones educativas adventistas no solo se interesan en preparar ciudadanos amantes de su Patria y de la ley, sino que, en adición a ello, procuran formar cristianos leales y concienzudos.
